REFLEXIÓN: ¿CUÁNDO DEFENDERSE?
- bernartherran
- 28 feb 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 feb 2024
Más vale un mal arreglo que un buen juicio, dice la voz popular. Pero, ¿cuándo defenderse?
Muchos empresarios, asesores contables y contribuyentes en general, prefieren no discutir jamás con la autoridad, porque temen que ésta pueda tomar represalias posteriores, y que pueda cargar la mano en contra del negocio para el cual trabajan o contra ellos mismos.
En la mayoría de los casos, esto no es así, la autoridad administrativa tiende a funcionar en formas sistemáticas, impersonales, que responden a estrategias y políticas previamente diseñadas.
Por lo general, lo más conveniente, será cooperar con las autoridades y atender a lo que dicen. Al fin y al cabo, se trata de personas que trabajan en la útil tarea de administrar los recursos públicos según las leyes, pero;
¿Qué tal si el funcionario que se encuentra encargado de nuestro caso no logró entender el punto particular?, ¿qué hay si recibió instrucciones indebidas?, ¿y si existió un enfoque impreciso de trascendencia significativa?
Hay veces en las cuales no se puede decir que sí.
A veces, será necesario discutir el tema a fondo, porque resultará relevante llevar a cabo la aclaración, ya sea en beneficio de nuestra persona, o de nuestro negocio.
Discutir un tema a fondo no significa echarse encima a las autoridades. Por el contrario, ser déspota, irrespetuoso, egolatra, insoportable, ruín y traicionero, sí son causas inequívocas del nacimiento de enemigos de cualquier tipo.
En derecho administrativo existe una figura que se llama consentimiento, y con base en tal figura, si en un momento alguien deja pasar una determinación definitiva (errónea) que le afecte, esto es, sin defenderse dentro de los plazos legales, se considerará que hubo una aceptación tácita de lo resuelto por la autoridad administrativa, y, según nuestro derecho mexicano, habrá perdido su derecho de reclamar.
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